En esta sección dejaremos enlaces y artículos relacionados con guías y consejos de cómo educar a nuestros hijos emocional y psicológicamente |
Consejos, estrategias y conductas
La comunicación entre Padres/Madres e Hij@s
Los seres humanos nos relacionamos mediante el lenguaje que puede ser verbal y/o no verbal.
Factores que ponen en riesgo la comunicación Cuanto más confianza hay en la relación, más significativa será la comunicación no verbal. Seguro que cuando llegas a casa puedes percibir un ambiente de tranquilidad o tensión sin necesidad de hablar con nadie. A veces, no hablar supone una significativa limitación para la comunicación. Muchas veces las prisas que tenemos por recibir alguna información nos impide conocer la opinión de nuestros hijos y, de igual manera, impide que nuestros hijos se den cuenta de la predisposición a escuchar que podemos tener. Esto resulta muy importante cuando nuestros hijos son adolescentes. Así son muchas la situaciones en las que los padres tenemos curiosidad por saber que hacen y ellos en una situación de comunicación exigente nos responderán con evasivas. Otro punto de riesgo para la comunicación eficaz es la impaciencia que en ocasiones tenemos los padres para poder incidir educativamente en la conducta de nuestros hijos. Todo el proceso educativo pasa por la relación que establecen entre padres e hijos, y ésta se debe apoyar en la comunicación; por eso es tan importante preservarla y mantener la alegría de disfrutarla. Para ello es suficiente que los padres no queramos llevar siempre la razón y nos tenemos que convencer que comunicar no es enfrentarse. Otros enemigos en la comunicación familiar son, la televisión en la comida, los horarios que dificultan el encuentro relajado, los desplazamientos de fin de semana… Hay que evitar en la medida de los posible estas situaciones y procurar mantener una actitud que facilite un clima de comunicación. Estos elemento sirven de obstáculo para comunicarnos. Los podemos resumir así:
Consejos prácticos 1. Observar el tipo de comunicación que llevamos a cabo con nuestro hijo. Dediquemos unos días de observación libre de juicios y culpabilidades. Funciona muy bien conectar una grabadora en momentos habituales de conflicto o de sobrecarga familiar. Es un ejercicio sano pero, a veces, de conclusiones difíciles de aceptar cuando la dura realidad de actuación supera todas las previsiones ideales. 2. Escuchar activa y reflexivamente cada una de las intervenciones de nuestros hijos. Valorar hasta qué punto merecen prioridad frente a la tarea que estemos realizando; en cualquier caso, nuestra respuesta ha de ser lo suficientemente correcta para no menospreciar su necesidad de comunicación. 3. Si no podemos prestar la atención necesaria en ese momento, razonar con él un aplazamiento del acto comunicativo para más tarde. Podemos decir simplemente: “dame 10 minutos y enseguida estoy contigo”. Recordemos después agradecer su paciencia y su capacidad de espera. 4. Evitar emplear el mismo tipo de respuestas de forma sistemática para que nuestro hijo no piense que siempre somos autoritarios, le hacemos sentir culpable, le quitamos importancia a las cosas o le damos sermones. 5. Dejar las culpabilidades a un lado. Si hasta hoy no hemos sido un modelo de comunicadores, pensemos que podemos mejorar y adaptarnos a una nueva forma de comunicación que revertirá en bien de nuestra familia suavizando o incluso extinguiendo muchos de los conflictos habituales con los hijos. 6. Cuando decidamos cambiar o mejorar hacia una comunicación más abierta, es aconsejable establecer un tiempo de prueba, como una semana o un fin de semana, terminado el cual podamos valorar si funciona o no y si debemos modificar algo más. Los padres tenemos los hábitos de conducta muy arraigados y cambiarlos requiere esfuerzo, dedicación y, sobre todo, paciencia (¡con nosotros mismos!). Bibliografía Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen A. Faber y E. Mazlish Ediciones Médici. Los diez errores más comunes de los padres y cómo evitarlos Dr. Kevin Steede Editorial Edaf La comunicación no verbal Flora Davis Alianza Editorial Guía para la salud emocional del niño Rafael Nicolás , Núria Fillat y Irene Oromí Ediciones Médici Artículo: “¿Cómo mejorar la comunicación con nuestros hijos?” Carmen Herrera García Profesora de Educación Infantil y Primaria http://www.solohijos.com/
Publicado el 1 de Noviembre de 2012 por Miguel Angel Rizaldos |
Los hijos y las habilidades sociales
![]() ¿No es verdad que hoy día los jóvenes dan la sensación de no saber estar, de no saber relacionarse y hablar entre ellos? Incluso a la hora de mantener una discusión -ya nos cuesta a los mayores..- no saben defender su criterio sin herir la idea y los sentimientos del otro (lo que conocemos por asertividad). Las pautas de comportamiento nos ayudan a cultivar habilidades que nos hacen sentir mejor con nosotros mismos y también a ser más valorados por las personas con quien nos relacionamos. Estas pautas se pueden -se deben- aprender, y su uso continuo puede generar un hábito. ![]() Invitamos desde aquí a las familias a analizar las pautas que presentamos a continuación, porque benefician a todos: a grandes y a menos grandes. En el caso de los grandes (los padres), el beneficio es doble, ya que mejora sus relaciones y habilidades sociales y, al tiempo, sirven como modelo y ejemplo para los más pequeños. Pauta 1 – Al iniciar una conversación, hay que actuar con naturalidad, interés y empatía. Al principio debemos saludar y presentarse uno mismo (si no hay un maestro de “ceremonia” o amigo que dirija la reunión). Lo debemos hacer con naturalidad. Hay que mirar a los ojos cuando se habla. Debemos ser cumplidos hacia la otra u otras personas sin resultar “pomposos”. El objetivo es transmitir una imagen positiva a la persona con la que se habla. Podemos también comentar o preguntar por la situación, el motivo que genera el encuentro, la cita. Por último, debemos preguntar o hacer algún comentario sobre lo que conocemos del interlocutor, sus estudios, sus aficiones, etc. Por encima de todo hay que evitar hablar con ironía o con tópicos negativos: “esto es un rollo, aquí la gente está aburrida…”. No debemos criticar de forma ofensiva a alguien que está en la reunión o en un acto al que asiste el grupo al que pertenecemos. No hay que ser dogmático: “todas las chicas son iguales”. Hay que tratar de no comenzar la conversación con comentarios muy personales. Tampoco se debe hablar con voz demasiado alta o muy baja, ni adoptar posturas incorrectas, poco elegantes. Pauta 2 – Al mantener una conversación, debemos ser activos, escuchar y relajarnos. Hay que buscar un equilibrio entre hablar y escuchar para que todos los que asisten a la reunión tengan un hueco y puedan intervenir y manifestar sus ideas. Hay que hacer señales para demostrar que se está escuchando, y manifestar con gestos que se quiere intervenir. También es muy importante mantener el contacto visual. Nuestra intervención debe estar en relación con el centro de interés de la reunión y no irnos “por las ramas”. En caso de que queramos cambiar de tema hay que avisar. Buscaremos una conversación equilibrada y no utilizararemos los monosílabos en nuestras respuestas. Pauta 3 – Hay que olvidarse del temor cuando pedimos un favor. Vivimos en un ambiente en el que pensamos que los demás saben lo que nos gusta, lo que necesitamos, en definitiva, lo que nos agrada. Y eso no es siempre así. Hay ocasiones en que nos vemos en la obligación de pedir un favor y lo tenemos que hacer con la confianza puesta en que se nos va a tratar muy bien, ya que lo estamos pidiendo a personas muy queridas. Los amigos y familiares nos van a atender como es justo y no hay que temer que se nos niegue un favor. En caso de ser así seguro que existe una justificación. Pauta 4 – Si negamos una petición o un favor a algún amigo, debemos explicar el porqué. En relación con la pauta anterior, si hemos de rehusar una petición tenemos la obligación de dar explicaciones razonadas. Pero también tenemos que ofrecer alguna alternativa, pues comprendemos el motivo que generó la petición. Hay que distinguir entre los comentarios de las personas que nos conocen y las posibles manipulaciones a base de halagos gratuitos (“como eres tan bueno…”, “como tú lo haces tan bien…”), críticas vacías (“nunca te volveré a pedir esto…”, “no te preocupes, que no te volveré a solicitar…”) o los sentimientos de culpa (“no pensaba eso de ti…”, “estoy hecho polvo por lo que me has dicho sobre…”). En estos casos, debemos comprender las razones que llevan a nuestros interlocutores a manifestarse así, pero debemos mantenernos firmes si los planteamientos iniciales que originaron una posible situación de conflicto no han cambiado. Pauta 5 – Hay que aplicar raciocinio, ponderación y mesura ante una crítica. En una crítica no debemos leer un ataque. Nuestra primera reacción es la defensa inmediata a través de otro ataque o de una justificación. Hay que identificar los aspectos objetivos de la crítica y afrontarlos, tratando de evitar tanto la defensa sistemática como el contraataque sin más. Pauta 6 – Debemos ser firmes al aceptar o rechazar a otras personas. Vivimos en un mundo lleno de paradojas. A veces aguantamos estoicamente a las personas que nos caen mal o no nos caen del todo bien y, sin embargo, nos permitimos el lujo de atacar a quienes más apreciamos… ¿será por lo de la confianza?. Debemos ser firmes ante estas situaciones, tanto para mantener amistades como para evitar las compañías que no nos satisfacen del todo. Para este fin debemos utilizar correctamente los comportamientos de acercamiento (sonreír, sostener la mirada, orientar el cuerpo hacia la otra persona y demostrar con palabras nuestro interés por lo que hace o dice, etc.) o de rechazo (hacer y decir de forma educada lo necesario para que la otra persona capte nuestro mensaje de desinterés, respondiendo con monosílabos, mirando hacia otras personas, despidiéndonos con cortesía). Pauta 7 – Debemos admitir el desconocimiento sobre algo; ¡no hay por qué saber de todo! No es ninguna humillación reconocer que no sabemos sobre el tema que se trata en una conversación de amigos. Lo que debemos evitar es la arrogancia de quien utiliza expresiones del tipo: “sí, ya lo sabía…”, “a mí me lo vas a decir…”, pese a que seamos unos técnicos o sepamos de qué va lo que se trata. Es mejor y vamos a conseguir mejores resultados si, por el contrario, nos interesamos por lo que dicen los demás, acompañamos con gestos de aprobación y nos comportamos de una forma humilde aunque, tal vez, sepamos más que nuestros interlocutores. i Si, por el contrario, no dominamos el tema que se trata, no debemos dejarnos dominar por pensamientos como “qué van a pensar si digo que no sé…”, “debería saber más sobre lo que están hablando…”. Estos últimos pensamientos únicamente nos perjudican. Pauta 8 – Manifestar elegancia y humildad al reconocer nuestros errores. No hay nadie perfecto y todos cometemos errores que debemos reconocer, porque eso es de personas nobles y maduras. Si sabemos pedir disculpas ganamos, incluso, prestigio social entre los que nos rodean. Si, por el contrario, ocultamos los errores, demostramos debilidad (sobre todo si se descubren). Cuando reconocemos un error debemos evitar pensamientos negativos como “soy un desastre…”, “todo lo estropeo…”, “no debería haber…”. Pauta 9 – Hay que tener serenidad al recibir cumplidos. No hay que recurrir a la falsa modestia cuando nos halagan o reconocen una tarea bien hecha. Es de esperar que los cumplidos son sinceros cuando vienen de parte de personas de nuestro entorno que sabemos que nos aprecian. Debemos, entonces, agradecer y aceptar con serenidad la intención de valoración por parte de quien hace el cumplido. Lo mejor por parte del halagado es dar las gracias y reconocer el gran esfuerzo y el mucho interés que se ha puesto para conseguir el objetivo buscado. Pauta 10 – Directos al grano al finalizar una conversación. No hay que alargar más la conversación sin necesidad. En ocasiones hemos vivido conversaciones que nos parecía que nunca se acababan. Tenemos derecho a elegir y manifestar con toda la claridad nuestro deseo de finalizar. Por otro lado, hay que desterrar los pensamientos que inducen a pensar que es una grosería o de mala educación interrumpir a quien nos habla; o pensar que el interlocutor se va a ofender. Únicamente y de forma respetuosa hay que decir algo así como: “perdone/a que le/te interrumpa pero me tengo que marchar…”. Publicado el 25 de Junio de 2012 por Miguel Angel Rizaldos
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Cómo educar las #emociones de nuestr@s hij@s
![]() A lo largo de nuestra vida estamos rodeados de emociones y estas son muy importantes ya que nos hacen sentirnos felices o todo lo contrario. Nadie nos enseño como manejar las emociones, como cambiarlas o aprenderlas, parece como si nos olvidáramos de ellas a la hora aprender como gestionarlas. Pero, ¿acaso no nos resultan fundamentales en nuestro día a día?. Pues si es importante cómo nos sentimos por que las emociones nos conectan con el mundo. La educación emocional es importante ya que nos aportan información sobre nuestra relación con el mundo. Cada vez que sentimos una emoción, creamos pensamientos acordes a esta y viceversa. Por otra parte también está interviniendo nuestro sistema nervioso como el sistema de alarma que se activan cuando detectamos algún cambio en la situación que nos rodea; son recursos que nos adaptan a la situación, y que dan prioridad a la información más importante para cada cual. La educación emocional, nos permite manejar los más adecuadamente posible los conflictos interpersonales, evitar la baja autoestima, manejar adecuadamente la ansiedad, y prevenir la baja tolerancia a la frustración,.. Actualmente sabemos que hay evidencias que establecen correlaciones claras entre un buen desarrollo emocional y un adecuado desarrollo de los seres humanos a nivel académico, profesional,…(Brackett, Lopes, Ivcevic, Mayer i Salovey, 2004). Hoy existen evidencias respecto eficacia y beneficios de los programas de desarrollo competencias emocionales. Y también sabemos que una adecuada gestión de las emociones se pueden aprender. (Diekstra, 2008; Durlak et al., 2011; Zins et al., 2004) En la infancia, si se experimentan emociones positivas con frecuencia, esto sabemos que favorece el posible desarrollo de una personalidad optimista, confiada y extrovertida, sucediendo lo contrario con la vivencia de emociones negativas. Así una adecuada educación de las emociones, permitirá adquirir habilidades para el manejo de los estados emocionales, reducir las emociones negativas y aumentar en buena medida, las emociones positivas. Si nuestros hijos son capaces de gestionar adecuadamente sus emociones podran adoptar una actitud positiva ante la vida y mantener una actitud más optimista, sabran expresar sus sentimientos, tedran una autoestima positiva y realista, presentaran una capacidad de cooperación y una buena resolución de conflictos. Y como hago para gestionar adecuadamente mis emociones Pues como todo antes de saber utilizarlo adecuadamente tengo que conocerlo, que identificarlo. Por ello os invito que hagais un ejercicio prático de identificación de vuestras propias emociones para posteriormente manejarlas y así poder hacerlo con vuestros hijos. Así podemos utilizar el llamado “Termómetro emocional” es una herramienta excelente para trabajar los distintos tipos de emociones que podemos sentir y su relación con las situaciones de forma individualizada. Os recomendaría que primero lo practicarais vosotros y posteriormente con vuestros hijos. Por ello manos a la obra hazte con cuatro cartulinas donde cada color lo relacionamos con un estado emocional.
Ahora ponte en situación e imagina que estas en la puerta del colegio y tu hijo sigue con una rabieta desde que saliste de casa por que no quiere ir al colegio dice que tiene sueño. Tu trataste de explicarle, de convencerle,… bien que color se aproxima a como te sientes. Otro ejemplo tu hijo adolescente que mañana tiene un examen te manda un mensaje diciendo que va a llegar más tarde,…, tú le llamas y no te coge el teléfono, sabes que esta con su nueva pareja,…. Que color se aproxima a como te sientes. Por último imagínate que estas comiendo con tus hijos en un restaurante y al irse una pareja que estaba comiendo en la mesa contigua, se acerca y te dice que lleva toda la comida observando a tus hijos y te da la enhorabuena por lo educados que son,…En este caso que tarjeta de color es la que identifica con lo que sientes. Como veis el poder gestionar adecuadamente nuestras emociones y que nuestros hijos también lo aprendan un proceso de aprendizaje, de entrenamiento y desarrollo continuo y permanente cuyo objetivo último es aumentar el bienestar personal y social. Es importante que lo hagamos los papas y mamas en porque
Pasos para llevarlo acabo
Las estrategias para regular mejor tus emociones son
Recursos para trabajar la educación emocional en familia En la comunicación con tus hijos debes de buscar espacios para hablar y escuchar activamente, con máxima atención y mirada en lo que esta contando tu hijo . Te facilitará la tarea el que hagas preguntas más abiertas. ¿Qué tal el colegío? ¿Qué tal con tus amigos?… . Trata que tu hijo le pongas nombre a las emociones que siente. Ayúdale a reconocer e identificar emociones, a reconocer las señales de la emoción. También que sea capaz de reconocer las sensaciones internas, los pensamientos y las conductas que están relacionadas con una emoción. Para trabajar esto con tu hijo puedes
Reconocer las fortalezas
Ayudar en momentos difíciles
¿Cómo se gestiona un conflicto?
Artículo basado en parte en la conferencia sobre la gestión de las emociones impartida por las tres expertas del Observatorio FAROS. María Ángeles Mairena, psicóloga clínica del Hospital Sant Joan de Déu, Esther García Navarro, coordinadora y docente del máster en Educación Emocional y Bienestar de la Universitat de Barcelona (UB), e Inma Roger, jefa de estudios de la escuela La Farigola del Clot Miguel A. Rizaldos Lamoca Psicologo Clínico Consulta Psicología online Publicado el 13 de Noviembre, 2013 por marizaldos |